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El jueves 27 de febrero se cumplen exactamente diez años del asesinato del político opositor ruso Boris Nemtsov. Ese mismo día, en 2015, fue asesinado a tiros en el puente Bolshoi Moskvoretsky, cerca del Kremlin.
En el lugar del asesinato existe desde el primer día un monumento público en memoria del político, pero éste es destruido periódicamente por agentes del orden, servicios municipales y activistas progubernamentales. Esta mañana, los voluntarios lo restauraron una vez más y publicaron fotografías con retratos de Boris Nemtsov y flores frescas.
Según informa RusNews, por la mañana la gente llevó flores al monumento. Los agentes policiales presentes en el lugar exigieron que esto se haga rápidamente y sin demoras. Los embajadores de EE.UU., Francia, Italia y Alemania depositaron flores , informa la publicación. Más tarde, la policía obligó a los voluntarios a abandonar el lugar del asesinato de Nemtsov y les obligó a retirar las flores que habían preparado. La policía exigió a la gente que se alejara del monumento, alegando que allí se estaba celebrando algún tipo de «acontecimiento especial». Un hombre fue arrestado por presuntamente «agitar los brazos hacia los agentes de policía y utilizar un lenguaje fuerte, alterando el orden público».
A lo largo de los años se han celebrado actos en memoria de Nemtsov en muchas ciudades rusas y en el extranjero. Debido a la prohibición de facto de eventos masivos en Rusia en medio de la pandemia de COVID y la invasión de Ucrania, colocar flores en los monumentos a las víctimas de la represión política se ha convertido en un formato tradicional de las protestas.
Nemtsov fue una figura importante que le dio a la oposición rusa, cada vez más asediada, un rostro con reconocimiento y respeto mundial. En las capitales occidentales, se lo asoció con la breve promesa de una nueva Rusia democrática después de décadas de comunismo.
Cuando lo mataron a tiros en 2015, se consideró que se trataba de un asesinato político. Cinco chechenos fueron condenados por asesinato por encargo, pero las autoridades rusas nunca procesaron a nadie por haberlo ordenado.
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