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La Iglesia Católica Romana ha endurecido las reglas para considerar fenómenos inusuales y reconocerlos como milagros. Según las nuevas reglas, los obispos ya no pueden reconocer de forma independiente el origen sobrenatural de un evento. Están obligados a consultar con la cúpula de la Iglesia en el Vaticano. Según jerarcas de la iglesia, en los últimos años ha aumentado el número de denuncias de supuestos “milagros” que resultan ser fraudes.
El documento adoptado, que sustituirá las normas anteriores de 1978, establece que cada informe de un supuesto acontecimiento sobrenatural debe ser investigado a fondo por un equipo de sacerdotes. El cardenal Víctor Manuel Fernández advirtió que se debe extremar la precaución al aceptar evidencias de milagros, ya que los estafadores pueden explotar la credulidad de los creyentes para obtener ganancias, ganando poder, popularidad, relevancia pública y otros objetivos personales.
Los feligreses a menudo informan de visiones de Cristo o de santos que se les aparecen, imágenes de Jesús o de la Virgen María que comienzan a llorar o sangrar, la aparición del rostro de Cristo o de la Virgen en superficies que van desde la madera hasta el pan frito, y otros eventos que considera milagroso. Este tipo de mensajes se han vuelto mucho más comunes en la era de las redes sociales.
El reconocimiento oficial de un acontecimiento milagroso es raro. La revisión de la evidencia por parte de la Santa Sede puede llevar décadas. Así, una serie de apariciones supuestamente sobrenaturales de la Virgen María en Ámsterdam en los años 1940 y 1950 fue considerada por el Vaticano durante unos 70 años, hasta que en 2020 la Iglesia emitió un veredicto de que no hubo milagro. Algunas pruebas, como las supuestas apariciones de la Virgen María en el pueblo bosnio de Medjugorje, todavía están siendo revisadas por el Vaticano.
Servicio ruso de RFE/RL